Platillo volante de origen terrestre hecho volar y fotografiado en Spring Hill, Florida, Estados Unidos.
El acrónimo fue creado para reemplazar al de "platillo volante" y ha llegado a trascender más allá de las simples observaciones aéreas. Aunque autores como Erik von Daniken (1999) o Jacques Fabrice Vallée (1976) han apuntado que los antiguos carros de los dioses o las apariciones y raptos en bosques y pantanos podían ser el equivalente a los relatos ovni actuales, el fenómeno-mito comenzó en 1947, íntimamente vinculado a los medios de comunicación.
Su interés para los gobiernos, si es que alguna vez lo tuvo, ha ido decreciendo al encontrarse explicación a la mayoría de los casos y no apreciarse nada especialmente raro ni misterioso en los no aclarados. Sin embargo, la tendencia parece opuesta en la literatura especializada en estos temas, que ha ido creciendo en número de cabeceras y tirada, para pasar a recoger también supuestos contactos telepáticos, pretendidos secuestros y declaraciones sobre experimentos genéticos perpetrados por los tripulantes de dichos objetos. Todas estas afirmaciones extraordinarias tienen en común la ausencia de pruebas extraordinarias que las demuestren. Pese a la total ausencia de las mismas, la hipótesis extraterrestre sigue siendo defendida, quizá por la recompensa mental que aportan las fantasías e ilusiones de ser visitados por inteligencias de otros mundos.No existe acuerdo respecto al momento en que comenzó la historia de las observaciones de ovnis. Para Wilding-White, J. J. Benítez, Erich von Däniken o Jacques Vallée los avistamientos de objetos sin identificar se remontan tanto como historia tiene la Humanidad. Para autores como Ricardo Campo, Luis Alfonso Gámez[2] o Carl Sagan es un mito contemporáneo que comienza a finales de los años 40 del siglo XX. Citar tantas veces a este último astrónomo está justificado no sólo por su obra literaria, sino también por sus aportaciones a la investigación ovni.En el siglo XX y XXI el tema ovni ha vivido una curva similar a la Campana de Gauss, comenzando por el ya relatado comentario del piloto Kennet Arnold en la Cordillera de las Cascadas el 24 de junio de 1947. Al mes siguiente se produjo el Incidente ovni de Roswell, en Nuevo México. Siguiendo a Donald Menzel, fuese cual fuese lo aparecido en Rosswell debería quedar fuera del campo ovni, pues no es nada que se viese volando. Pese a todo, y debido a la vinculación desde su inicio con visitas extraterrestres, se tardó muy poco en reunir los dos sucesos en la misma categoría.Tras estos sucesos, la lista de avistamientos continuó aumentando hasta que su número fue considerado preocupante por la administración Truman, la cual ordenó las primeras investigaciones que desembocarían en el posterior Proyecto Libro Azul. Carl Sagan (1997, p. 100 y siguientes) indica que, cuando él fue asesor científico del proyecto, encontró un ambiente de malestar y desidia en las Fuerzas Aéreas, tanto es así que la primera denominación fue "Proyecto Fastidio" o "Project Grudge" en inglés.
Como se ha resumido en el apartado Terminología, el gobierno de Harry Truman emprendió una investigación para saber si el espacio aéreo estadounidense estaba siendo violado con cierta periodicidad por prototipos o ejemplares de pre-serie fabricados por otras naciones, especialmente la URSS. La primera de dichas investigaciones oficiales comenzó en 1947 bajo el nombre de Proyecto Signo, en 1949 se rebautizó como Proyecto Fastidio[nota 2] y en 1952 como Proyecto Libro Azul, que seguiría investigando casos hasta 1969, para comenzar después, informa Ted Wilding-White (1977, p. 11), el Proyecto Libro Blanco.
Los objetivos de dichos programas eran tres:
Durante las investigaciones del Proyecto Libro Azul, Hynek (1972) propuso tres fases o tipos diferentes para clasificar las observaciones ovni:
Los objetivos de dichos programas eran tres:
- Esclarecer si el espacio aéreo estadounidense estaba siendo violado.
- Saber si los platillos volantes podían constituir un peligro para Estados Unidos.
- Obtener, en la medida de lo posible, algún conocimiento o ventaja tecnológica.
Durante las investigaciones del Proyecto Libro Azul, Hynek (1972) propuso tres fases o tipos diferentes para clasificar las observaciones ovni:
- Primera fase: es cuando se divisa un objeto no identificado volando o en el suelo, en este último supuesto lo avistado no sería un ovni, pero se decidió incluirlo si se le suponía la capacidad de volar. Es la fase que más casos reúne según Hynek (1972, p. 86 y siguientes).
- Segunda fase: para Hynek (1972, p. 110 y siguientes) se da cuando el objeto deja cualquier tipo de huella, como vegetación quemada o marcas en la tierra.
- Tercera fase: aparece cuando se observa a un tripulante. Es la más escasa, pero Hynek (1972, p. 138 y siguientes) localizó varios casos, quizás el que más le convenció lo divisó un policía en Socorro, Nuevo México, el cual avistó unos seres y un ingenio en el suelo con signos pintados en el fuselaje, algo inusual hasta ese momento, ocultándose los ovninautas en lo que se supuso era el interior de la máquina y despegando esta seguidamente.[nota 4]
- Cuarta fase: el testigo ingresa en la nave, como en los casos de abducción.
- Quinta fase: contactos telepáticos, de mente a mente.
- Sexta fase: señales radiales o radioastronómicas.
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